Un nuevo capítulo de violencia empañó el fútbol local de San Juan este lunes, esta vez en el departamento Zonda. En un confuso y alarmante incidente ocurrido en la zona de camarines, durante el entretiempo del partido entre el local Recabarren y Picón, el director técnico del equipo visitante, Matías Guerra, fue esposado y detenido por la policía, lo que derivó en la inmediata suspensión del encuentro.

El entrenador, visiblemente afectado por lo sucedido, ha iniciado acciones legales contra dos uniformados de la fuerza, a quienes acusa de haberlo golpeado, maltratado y detenido de manera injusta. "Estuve preso 6 horas como si fuera un delincuente. Me tiraron al piso, uno me tomó del cuello, otro me puso el pie en la cadera y otro en los tobillos. Después el mismo policía que inició todo me pegó una piña en la cadera cuando iba subiendo a la camioneta. Me trataron como un delincuente y no hice nada, ya hablé con mis abogados para hacer la denuncia contra los dos policías que generaron el problema. Ahora tengo que esperar la citación judicial", sostuvo el técnico del conjunto del Quinto Cuartel en su relato a la prensa.

Guerra, exjugador de Unión de Villa Krause, reconstruyó los hechos: "Cuando terminó el primer tiempo me quedé hablando con el árbitro (Nelson Pérez) por una jugada en la entrada al camarín. Vino un policía, me agarró del brazo y me dijo 'ya está'. Yo ahí nomás le dije que no me tocara, porque no me podés tocar porque no estamos haciendo ningún disturbio. Además no estamos hablando con vos".

El DT continuó su relato, detallando la escalada del conflicto: el efectivo lo volvió a "manotear del brazo, ahí yo le saco el brazo y le vuelvo a decir que no me toque. Viene otro policía, me agarra de atrás para sacarme y nos caemos de espalda por un desnivel que hay justo ahí en ese sector camino al vestuario. Nos caímos los dos policías y ahí uno de ellos me toma del cuello. Yo me quiero parar y ahí se me tiran tres o cuatro policías encima, uno me pone el pie en la cadera, otro entre los dos tobillos como si fuera un delincuente".

En medio de la refriega, Matías Guerra sufrió un golpe: "En eso que caigo me pego con algo y me corté el labio. Ahí uno de ellos le dice al otro efectivo que me ponga los ganchos, ahí entonces me esposan y me llevan a la comisaría. Me levantan a los tirones y me llevan. Camino al patrullero le pregunto por qué me llevaban y responde que le había pegado al jefe. Primero supuestamente me llevaban por atrevido y después querían que dijera que le había pegado al jefe (del operativo). Antes de subir al patrullero, ese mismo policía con el que se generó todo el problema me empuja y me pega una piña en la costilla. Ahí me llevaron a la comisaría, donde me trataron como un delincuente. Me hicieron sacar la ropa y me metieron al calabozo", extendió Matías su testimonio sobre la dura experiencia vivida.

El director técnico de Picón manifestó su profunda indignación: "En mis 25 años de carrera nunca viví una situación así, jamás. Es la primera vez que me pasa algo así". Guerra también reveló que, al ser detenido, les comunicó a los dirigentes de su equipo que no continuaran el partido, ya que los efectivos policiales también "querían llevar preso al Emmanuel Reynoso y a tres jugadores". El incidente deja un sabor amargo y reaviva el debate sobre la violencia y el accionar policial en el ámbito deportivo local.