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FúTBOL

5 de agosto de 2025

Fue guardavidas en Mar del Plata durante 28 años y hoy es DT de Aldosivi: “A veces estoy en el agua y pienso por qué me vuelvo loco con el fútbol, pero es mi pasión”

Mariano Charlier convivió durante toda su vida entre sus tareas como DT de juveniles y el rol en la playa. A los 50 años, pasó del interinato a técnico principal en el “Tiburón” y pelea por concretar su gran sueño

“El fútbol no me cambió nada todavía... ¡Yo tengo una Meriva modelo 2012 que no la puedo vender! Me metí en un plan de ahorro, soy un laburante >Mariano intentó ser futbolista pero las lesiones minaron ese sueño justo al mismo tiempo que su otro gran amor comenzaba a surfear su vida. Mientras se recibía de profesor de educación física e iniciaba sus primeros trabajos como DT de niños, Charlier se sentaba bajo el sol de Mar del Plata para trabajar como guardavidas en uno de los balnearios más concurridos del país. Ese puesto desde el mirador por primera vez está en stand by en tres décadas porque el objetivo es salvar del descenso a Aldosivi en la Liga Profesional.

 

Hace 28 temporadas que estoy y siempre en la misma playa, con mis mismos compañeros. A veces en marzo, o lo que es diciembre, que es más tranquilo, estoy metido en el agua y pienso por qué me vuelvo loco con el fútbol. Pero bueno, el fútbol te apasiona, te pasa por arriba, te lleva por delante, me encanta”.

 

“Se dio ahora, pero ya lo tenía pensado”, revela sobre el plan que lo sentó en una de las 30 butacas de DT más preciadas del país. Charlier era capitán de Independiente de Mar del Plata, un ocho voluntarioso, cuando una segunda fractura lo dejó cinco meses alejado de las canchas y “odiado con el fútbol”. Su sueño de ser jugador ya estaba definitivamente cajoneado, pero la pasión por este deporte era su combustible. Un consejo de un profesor durante un campamento de verano de la colonia de vacaciones lo hizo entender que podía unir dos amores: la playa y el fútbol. Estudió para ser profe de educación física al unísono con la formación para ser guardavidas y mientras dirigía inferiores en su club.

Mucha gente que laburaba conmigo me decía ‘estás para otra cosa’. ¿Pero quién te ve? ¿Dónde? Yo no tengo representante, todavía hoy no tengo. Cuando me llamaron de Aldosivi estaba Gago y vine con la idea de que capaz conocía la forma de trabajar de Fernando >“Vine pensando también si el fútbol me lleva a otro lado. Yo sabía que lo único que no iba a dejar era la playa, después dejaba cualquier cosa”, dice, frena y matiza: “La playa no la iba a dejar, salvo que venga una oportunidad realmente importante”. Y esa chance llegó: “La diferencia de este interinato es que me fue muy bien con los resultados de entrada a diferencia de los otros”.

— Que ganamos... Me toca este interinato y ahora sí siento que me empieza tal vez a cambiar. No me la creo ni mucho menos, porque esto es muy efímero. Si pierdo tres partidos y me tengo que ir de acá, no sé cuántos se acordarán de mí después. En principio, todos los cartuchos recontra metidos acá. Estoy haciendo lo mejor posible del lado mío para estar mucho tiempo. Si hay algo que puedo decir, y sin ser arrogante, es que en los interinatos se han acercado jugadores conocidos, con trayectoria: “Ojalá ganemos así se quedan ustedes. Vas a ver que nos va a ir bien y se van a quedar”. La diferencia de este interinato es que me fue bien con los resultados de entrada a diferencia de los otros. Con respecto a la playa, todavía tengo hasta noviembre para pensarlo. Mi hijo se recibió de guardavidas, así que aspiro a poder seguir en el fútbol y darle el puesto a mi hijo.

Los Charlier desembarcaron en los 80 a la Costa Atlántica en busca de un futuro laboral más próspero con el pequeño Mariano de siete años como el mayor de sus tres hijos. Pusieron un hotel de verano en Santa Clara del Mar y volverían a Buenos Aires durante los inviernos. Pero algo cambió, se quedaron aquel invierno y los siguientes. Sus primeros recuerdos fueron entre la ciudad ícono de la costa argentina y ese refugio playero a unos pocos minutos hasta que sus padres vendieron el alojamiento. El buffet de Independiente de Mar del Plata, liderado en su infancia por la familia del ex Estudiantes y Newell’s Rulo París, se convirtió en su casa hasta hoy en día.

 

— ¿Esta sería la primera vez que tenes un solo laburo?

— Sí... Este laburo igual vale por un montón. Ya en Aldosivi cuando agarré la coordinación junto con el Pipa (Villar), ya no pude hacer otra cosa. Mientras fue avanzando mi carrera en el fútbol, fui dejando cada vez más horas de escuela. Nunca dejé la playa porque fue medio mi sostén fuerte económico. Al ser un trabajo de cinco meses, como que pasó a ser un trabajo importante. Nunca lo pude descuidar, aparte porque me gusta también, es muy lindo.

 

— No, nada... Porque empieza a cambiar cuando estás en el día a día. Después es muy natural. Yo sé que por más que esté ratificado, cada partido es importantísimo. ¿Yo estoy ratificado? Sí, pero por cuánto tiempo está ratificado un técnico. A lo que aspiro realmente es a terminar el año en Aldosivi: eso quiere decir que Aldosivi está en Primera. Aspiro a regularidad, poder despegarnos un poco de la tabla del descenso para no estar todo el tiempo pensando en eso. A eso aspiro, y a llegar a fin de año. Para mí eso sería un montón. Y ahí sí, yo creo que te doy la derecha de “cambió tu vida”.

— Pero en la dimensión humana, ¿qué cambió para un tipo que tenía tres laburos para vivir y de golpe está como uno de los 30 técnicos de Primera División?

 

— ¿No te cambió la economía?

— No, todavía no... Ni mucho menos, porque también al ser del club y esas cosas no gano como un técnico de primera....

 

— Primero que los respeto mucho a ellos. Uno no puede aparentar cosas que no son. Entonces yo les dije: “A ustedes los respeto porque aparte llegaron a un lugar donde yo no pude llegar, que me hubiese encantado, que es ser futbolista profesional”. Y después para mí vos te ganas el respeto también desde el lado del conocimiento. Me fui preparando para esto. No es que tampoco de la playa salí a esto. Termino dirigiendo porque durante 30 años me fui preparando desde la gestión de grupo, desde mi rol docente, que creo que me ayudó un montón. Creo que tengo una idea bastante clara de qué es lo que quiero para mi equipo, cómo me gustaría que mis equipos jueguen y trato de entrenar todos los días para que ese equipo juegue de esa forma y trate de jugar cada vez más cerca de la forma que a mí me gusta.

Navega sus declaraciones con la calma de un marinero. Sabe que ésta es su gran oportunidad. Que la pelotita pegue en el palo o entre al arco es algo que no puede dominar, pero sí podría definir un giro trascendental de su vida a los 50 años. Mariano se deja llevar por la marea con la calma del que conoce las correntadas. El trabajo del día a día y la armonía que encontró con los jugadores, aclara, son su tabla. Después está la tómbola del fútbol, un océano al que hay que saber respetar, pero al que no se puede dominar. Ser guardavidas o DT no parece estar tan alejado desde lo metafórico.

 

“Cuando hay una víctima, vos marcás el punto donde tenés que ir y vas. Hay muchos momentos que vas nadando y los perdés. No sabés si está o no está. Ir nadando y escuchar ‘Ayudame’ o ‘me ahogo, me ahogo’, es bravísimo. Una vez que llegas, ya está. Después tarda un poco más en salir o menos. No pasa nada. Salir, salimos. El tema es llegar”, explica sobre la tarea.

— Sí... Salimos, no hay chance que no salgas con el operativo de playa. Si esto me pasa a mí solo, no sé, en agosto, que estoy viendo a una persona, no sé si saco solo a una persona, no somos superhéroes. Ahora con el operativo que hay en la playa, si yo llegué a agarrarte, vino mi compañero y te pusimos la rosca, capaz que estamos adentro del agua diez minutos hablando. A veces la gente dice “no pueden salir”, pero no es que no podemos salir: pateas para adentro para salir de la zona complicada, de la rompiente, de las olas, y esperas que llegue otro compañero tuyo con la soga para salir todos juntos tranquilos. Hemos salido con la moto de agua, o con gomones en rescates que se te van más lejos y se te complican un poco más. Pero ya la víctima está con vos. No se va a ahogar. Ya los tranquilizamos.

— No en riesgo yo, sí en riesgo tal vez las víctimas. Sacamos dos veces a algunos muy jugados, pero por suerte los sacamos y, nada, vivieron. Eso sí es bravo. ¿Y sabés cuál otra? Cuando te llaman de la arena. Estás así mirando el agua, tranquilo, con tu compañero tomando mate. Un día bastante tranquilo. Y de repente empiezan “bañero, bañero”, mirás así y están en la arena. Vas corriendo ahí y pensás con qué me encuentro. A veces mucho sol, gente grande, la mayoría son lipotimia o bajada de presión, y otros hemos tenido también algún paro cardíaco. Esa es brava también.

— ¿Vas a volver a la playa?

— ¿Pero hasta qué edad puede trabajar un guardavidas?

— Todos los demás trabajos me dijiste que los vas a dejar de lado sin importar nada, pero de guardavidas me dijiste en “noviembre veo”. Vas a tener que hacer el duelo al dejar la playa...



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